A propósito de dos artículos publicados en Teleread por Marilynn Byerly sobre los derechos de los autores en un mercado digital de segunda mano, Joanna Cabot ha elegido este mismo medio para opinar sobre los derechos de los consumidores.
La periodista comenta que en muchas ocasiones ha leído sobre los derechos de los autores. El argumento –dice–, siempre se ha basado en la suposición de que los bienes digitales son distintos que los físicos. Pero lo que tanto Marilynn Byerly en sus artículos como otras personas afines a su pensamiento se niegan a aceptar, es que si esto es así, los consumidores también esperaran un modelo de precios diferente.

Lo que Cabot plantea es que si un consumidor paga por su contenido y los editores y distribuidores consideran que lo que se le ofrece por la venta de estos libros electrónicos es una licencia y no es un bien en propiedad, entonces se le debería aplicar un precio por licencia y no por venta. No considera justo que a alguien se le cobre la misma cantidad de dinero por un libro digital que por el mismo título en formato impreso, sólo por el formato que ha elegido, y que se le nieguen ciertos derechos sobre lo adquirido.
En su opinión, los vendedores de libros deberían emplear un contrato por arrendamiento y que en los precios se reflejasen asuntos como que:
- Sus ganancias son mayores porque han decidido que cada “ojo” debe pagar.
- Sus gastos serán menores porque ni se paga por impresión, ni por envío, ni por almacenamiento.
- Que los lectores consiguen algo distinto de lo que se les ofrece en papel. Desde un punto de vista positivo, la gratificación instantánea. Y desde uno negativo, la fata de propiedad y la restricción de poder recuperar parte de su dinero si quisieran revender el ebook.
Por tanto, si lo que se exige es un trato justo para los autores, Cabot cree que a los clientes se les debe tratar de manera justa también.
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