El escritor Neil Gaiman, en su intervención en la Digital Minds Conference que se celebró en Londres el 14 de abril y con la que se ha dado el pistoletazo de salida a la London Book Fair 2013 comentó que aunque no puede hacer predicciones sobre el futuro del mundo editorial, de lo único que está convencido es de que todo va a cambiar. Por tanto, advierte, el enemigo no son Amazon ni Google, sino la negativa a transformarse. Publishers Weekly, en un artículo de Andrew Albanese, resume esta conferencia.

Durante su charla desafió a la audiencia a que pensara de forma creativa sobre el futuro y les sugirió que el modelo que había que adoptar era el de probarlo todo: “cometer errores, sorprendernos a nosotros mismos, probar algo distinto, fallar y conseguir el éxito mediante formas que no hubiéramos imaginado hace un año o incluso una semana” –comentó el escritor.
No se puede descartar la idea –continuó–, de que en el futuro cuando alguien se compre un libro en formato papel, automáticamente tenga el libro electrónico y el audiolibro. Cualquier cosa que se pueda imaginar, asegura, es posible que ocurra.
Gaiman también está convencido de que los libros impresos no van a desaparecer. En una conversación que mantuvo con el escritor y guionista radiofónico Douglas Adams sobre los ebooks, éste dijo que no creía posible que los libros en formato papel llegaran a desaparecer, ya que de momento no existe nada que sea tan bueno. Para Gaiman, lo que la industria editorial debería hacer es crear obras atractivas, hacer del libro físico un fetiche y así dar a la gente un motivo para hacer con el objeto y no solo el contenido.
A la intervención de Gaiman le siguió el discurso de Will Atkinson, director de marketing y ventas del grupo editorial Faber en el Reino Unido. Durante su charla tocó distintos temas y entre ellos el crecimiento lento pero continuado de los libros electrónicos, las acciones legales llevadas a cabo por el gobierno, el mercado de los dispositivos, los modelos de suscripción, o el futuro del DRM.
Por último también participó el escritor Robert Levine, autor de Free Ride, quien estuvo en desacuerdo con lo que había comentado Gaiman. Si se observa la situación del mercado de la música, este es el peor momento de su vida, asegura el escritor. El verdadero problema –añade– reside en que la mayoría de las empresas que se benefician de la música en realidad son compañías que no invierten en ella. En su intervención exhortó a los editores a que no siguieran el mismo camino.
En su intervención hizo una alusión a los derechos de autor y a Amazon y aunque reconoce que el copyright conlleva ciertos problemas, afirma que sin él el gigante minorista trataría a los escritores como si fueran sus empleados. Aunque admite que su asociación con esta compañía ha sido buena en líneas generales, también dice que no le gustaría que le tratase de la misma manera que trata a sus trabajadores. |