Es más fácil lamentarse que innovar –opina el fundador y director general de Legend Times– pero el sector del libro no busca mártires, sino empresarios comprometidos. Con mayor motivo cuando se está dando la circunstancia de que las industrias creativas del Reino Unido parecen están siendo las más conservadoras del país, una incoherencia bastante evidente y sumamente peligrosa.
En un artículo publicado en FutureBook, el editor dice haber estado en muy pocas conversaciones sobre el mundo de la edición en las que desde un primer momento no se mencione a Amazon, Apple o Google y la amenaza que sus respectivos productos y estrategias de negocio suponen para la supervivencia de editores y libreros, entre otros agentes del mercado del libro.
Todo esto es comprensible –afirma– en un contexto extremadamente complicado para la industria tradicional, que a los cambios impuestos por la evolución digital se suma el impacto de la recesión económica global. Pero advierte que es imprescindible asumir esta realidad y estar dispuesto a lidiar con sus circunstancias, si se quiere permanecer vivo. Y apunta a los dos factores que, según su análisis, constituyen el eje sobre el que se mueve el mercado: la evolución en el comportamiento de los clientes y la mejora de la competencia.

Tom Chalmers
Aunque admite que el gobierno debería facilitar las cosas a través de la política fiscal (el artículo menciona el ejemplo del apoyo financiero de la administración estatal a las librerías francesas), ve muy poco práctico contemplar a Amazon como el gran enemigo, máxime cuando es un importante cliente para muchos editores. En un mercado saludable debe haber sitio para todos, tanto para los que decidan canalizar una parte de su producción a través del gigante como los que prefieren ir por su cuenta, con enfoques innovadores y valientes que se centran en comunidades de clientes más pequeñas, caso de Barefoot Books.
Esta imprescindible innovación, a la que Chalmers alude constantemente, tiene reflejo en iniciativas editoriales recientes y en algunas librerías independientes que, como Foyles, explotan el potencial de la tienda y aplican novedosas estrategias de mercado: bases de datos con grupos de clientes diferenciados, venta experta, etcétera.
Está convencido de que, trabajando en esta dirección, el futuro puede resultar muy prometedor. La combinación de creatividad, estrategia y capacidad de implementación permitirá aprovechar las oportunidades asociadas a los nuevos paradigmas que se perfilan en el mundo editorial. Su último y contundente consejo anima a tomar ese rumbo y abandonar el de la queja y el inmovilismo: “Deberíamos prohibir todos los "pobre de mí", porque en el mundo de los negocios esta actitud suele ser el preámbulo de la extinción. Si usted pretende que la industria siga siendo lo que era, es mejor que lo deje y se apunte a un curso de historia”. |