El escritor Jonathan Franzen ha expresado abiertamente su animadversión contra Amazon y ha llegado afirmar que el director ejecutivo de la empresa, Jeff Bezos, puede ser considerado uno de los jinetes del Apocalipsis. En su opinión, el gigante minorista ha impuesto un modelo de crítica literaria que favorece a los tuiteros y a los fanfarrones. Paul St. John Mackintosh, en un artículo publicado en TeleRead, da la réplica a las declaraciones de este autor.

Muchas de las preocupaciones de Franzen, comenta Mackintosh, son legítimas y razonables. Este periodista incluso está de acuerdo en que el incesante movimiento en redes sociales como Facebook y Twitter puede llegar a erosionar la capacidad de atención y de pensamiento individual.

Ahora bien, cuando este escritor critica las reseñas pagadas que realizan los lectores en línea y expone que los lectores están reclamando la vuelta de las reseñas hechas por profesionales, de lo que no se da cuenta, explica Mackintosh, es de que estas críticas que ofrece Amazon son el nuevo indicativo para aquellos críticos más tradicionales.

Este escritor también recuerda con nostalgia aquellos tiempos en los que los autores escribían cuando una editorial o publicación aseguraba cierto grado de control de calidad y la reputación literaria era algo más que una mera cuestión de autopromoción.

Pero según Mackintosh este planteamiento es del todo equivocado, ya que si hay que hablar de autopromocionarse, han sido los departamentos de las grandes editoriales los que siempre han realizado unas campañas de marketing a unos niveles mucho más elevados de las que se hacen ahora.