Hay medios que sugieren que Amazon está cambiando su planteamiento de negocio y que quiere conducir a sus clientes hacia lo digital a tenor de las cifras de ventas recogidas por del gigante minorista y su apreciable descenso. La pregunta está servida: ¿Qué repercusión podría tener este hecho en el sector editorial?

Según las cuentas que ha presentado la empresa en relación a sus ventas en el Reino Unido, éstas han sufrido un retroceso durante 2013 y han pasado de un veintiuno por ciento en 2011 y 2012 a poco más del doce por ciento el pasado año.
Nate Hoffelder, editor de The Digital Reader, informó en un artículo publicado en su blog, que el negocio que la empresa ha creado en torno a sus productos Kindle está decayendo, pero también añade que la empresa por ahora no ha hecho ninguna mención a la cantidad de libros electrónicos o hardware que ha vendido.
Amazon sigue adelante generando campañas de marketing con el único fin de estimular el mercado –informa Philip Jones en un artículo publicado en FutureBook. Además –añade– en los últimos discursos que ha dado, la compañía ofrece una serie de consejos a los editores sobre cómo podrían mejorar sus ventas digitales. Así, por ejemplo, les sugiere que cuenten con una mayor cantidad de metadatos, que su fondo editorial esté disponible o que sigan el modelo MatchBook.
Ante esto –continúa Jones– las editoriales se encuentran en una situación de doble filo: por un lado se quejan del dominio de Amazon pero por otro, no quieren que las tasas de crecimiento decaigan. En opinión de Jones, éstas deberían contemplar este momento como una oportunidad para aumentar sus ventas, algo que ya puede observarse en compañías como Penguin Random House y su campaña con la cadena Sainsbury de regalar ebooks con sus cajas de cereales. Se trata –concluye– de un hueco que se abre para que surja otro competidor. No es que Amazon haya perdido la voz cantante en el mercado, es simplemente una ocasión para que aparezcan otras voces. |