La escritora británica Ann Cleeves opina que los servicios de las bibliotecas están perdiendo su cualificación ante el hecho de que no los realicen y desarrollen los profesionales en un artículo publicado en The Bookseller sobre el uso de voluntarios en las bibliotecas públicas.
Existe la creencia –comenta Cleeves– de que es posible sustituir a los bibliotecarios con los “bienintencionados” voluntarios. Pero son necesarias personas bien cualificadas para dirigir una biblioteca y comprender el potencial de los libros para inspirar, informar en incluso cambiar vidas.
Cuando esta escritora del crimen profundiza en los problemas económicos a los que se enfrentan todos los servicios públicos, no tiene ninguna duda de que no es tarea fácil, pero también cree que de la misma manera que no se puede afirmar que como es caro enseñar matemáticas y física se va a echar mano del trabajo de unos voluntarios, no se pueden delegar las funciones y servicios de las bibliotecas públicas a este sector de la sociedad.
Lo que si que considera importante es que la gente promueva las bibliotecas locales y se anime a más personas a utilizarlas, ya que si todo el mundo acaba haciéndose socio de alguna de ellas, saca prestados libros, o lleva a algún amigo, el gobierno no tendrá más remedio que tomarse su labor en serio y reconocer que no son ni para la élite ni para esos grupos sociales más desfavorecidos, sino para todo el mundo.
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