«Lo compras, lo posees» es uno de los lemas de la Semana del Copyright, que consiste en una serie de acciones y debates en apoyo de una legislación de derechos de autor justa. El DRM –un sistema que protege los contenidos y programas digitales de la copia ilegal– se ha situado en el punto de mira de quienes defienden el derecho de los lectores a hacer lo que deseen con los contenidos que adquieren.
El Proyecto Apollo 1201, de la Electronic Frontier Fundation (EFF) está siendo objeto de noticia estos días por el apoyo del escritor canadiense Cory Doctorow, según informa TechDirt.
Esta iniciativa tiene como objetivo erradicar el DRM completamente. Como el Programa Apollo en los años sesenta, que pretendía conseguir algo imposible, llevar al hombre a la Luna, Apollo 1201 quiere algo que para muchos es inalcanzable, deshacerse del DRM a lo largo de la próxima década, según explica la EFF.
Las políticas de derechos de autor "deberían fomentar la libertad de poseer realmente tus contenidos y otros bienes de consumo, de jugar con ellos, repararlos, reutilizarlos, reciclarlos, leerlos o pasarlos a otro dispositivo, prestarlos, regalarlos o venderlos", afirma la Electronic Frontier Fundation (EFF).
Acabar con la legislación injusta que limita los derechos de los ciudadanos es una de las demandas de esta organización. Otros de los lemas de la Semana del Copyright son «Derechos de uso justos», «Transparencia» y «Crear y defender un dominio público fuerte».
El DRM y las leyes que lo apoyan «impiden la innovación, la seguridad y los derechos elementales de los usuarios, así como sus expectativas, además de no ser eficaces para evitar las infracciones de derechos de autor», argumenta este proyecto.
Las bibliotecas, a través de la Asociación de Bibliotecas Americanas (ALA), apoyan abiertamente la Semana del Copyright. Carrie Russel, directora del Programa sobre Acceso Público a la Información en la Oficina para Políticas sobre Tecnologías de la Información (OITP) denuncia que al adquirir recursos de información quedan sujetas a licencias no negociables: si quieres comprar el recurso tienes que aceptarlas o no.
Actividades que tradicionalmente han desarrollado las bibliotecas, como la preservación, el archivo o el préstamo interbibliotecario se ven ahora limitados o completamente prohibidos. Por eso demandan un tipo de licencia específica, distinta de la del resto de los consumidores, según explica Russell.
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