La escritora británica Tanya Landman ha sido una de las galardonadas con la Medalla Carnegie, premio considerado como uno de los más antiguos y de mayor prestigio en literatura infantil en el Reino Unido. En su discurso de recogida de este premio manifestó su repulsa por el cierre de las bibliotecas, además de criticar la forma en la que las escuelas británicas están acabando con el proceso creativo de los más pequeños.

Landman –informa Charlotte Eyre en un artículo publicado en de The Bookseller– dijo que la lectura y los libros inspiran la creatividad y fomentan la empatía, por lo que no llega a entender por qué los políticos cierran cada vez más bibliotecas. Quizá lo hagan en un acto de arrogancia –advierte– o incluso sea una señal de algo mucho más siniestro, como el hecho de que una población que no lee es más fácil de controlar.

Durante su intervención –añade Eyre– también criticó el sistema escolar del Reino Unido y señaló que el exceso de pruebas a las que se somete a los pequeños acaba por minar su creatividad. Las escuelas –asegura– no estimulan la escritura creativa porque quizá es algo que no se puede cuantificar fácilmente.

Otro de los galardonados con la medalla Carnegie fue Will Grill, quien ganó este premio por sus ilustraciones en el libro Shackleton’s Journey. Durante su intervención habló sobre la dislexia y la importancia de los libros de no ficción.

Los libros ilustrados y las novelas gráficas son una forma de adentrarse en la lectura, pero los títulos que pertenecen a la no ficción resultan más accesibles para aquellos que se enfrentan a la lectura con dificultades, como por ejemplo las personas con dislexia, entre las que se incluye.