El editor y ensayista mexicano Daniel Goldin, desde su perspectiva de editor de álbumes desde hace más de veinte años, cree de alguna forma "estamos presenciando la sobrepoblación del álbum" y estamos viendo que "este género, nuevo dentro de la literatura en general, no solo de la literatura para niños y jóvenes, quizá ya vivió su época dorada". Para Goldin, eso "es terrible" porque a su entender el álbum "es una propuesta muchísimo más profunda e interesante que simplemente el adiestrarse en la lectura de imágenes."
Goldin, que dirige la colección Ágora, dedicada a la discusión de temas relacionados con la educación y con la formación de lectores de la editorial Océano Travesía, formó parte del comité de especialistas de la "Mesa de lectura: leer y escribir hoy" organizada en Bogotá (Colombia) los días 20 y 21 de septiembre de 2012 por el Centro Regional para el Fomento del libro en América Latina y el Caribe ( Cerlalc) en el que participaron expertos iberoamericanos en lectura. (Véase Lectura Lab).
Entrevistado por la Fundación, Goldin se refiere a la situación del álbum respecto del que, como en tantas otras cosas "estamos viviendo una situación paradójica, compleja, que es difícil diagnosticar o analizar desde una sola perspectiva".
Señala que hoy el álbum es publicado por muchas editoriales, pequeñas editoriales, que han visto en esto un nicho de oportunidad que tiene sus aspectos positivos y negativos. Dentro de lo negativo Goldin observa que "cada vez hay menos álbumes propositivos, buenos, de alta calidad, significativos en términos de la propuesta no solo estética o literaria sino de la posibilidad de incidencia en la vida de los lectores".
Aprecia, a la luz de su dilatada experiencia, que si bien hoy se publican muy buenos álbumes y libros ilustrados que "no son lo mismo que eran antes y no creo que sea simplemente por mí o porque los están publicando otros. Creo que de alguna forma –dice– estamos presenciando la sobrepoblación del álbum y estamos viendo como este género nuevo dentro de la literatura en general, no solo de la literatura para niños y jóvenes, quizá ya vivió su época dorada. Y eso es terrible".
A su juicio una de las cosas más interesantes del álbum no solo es la producción sino quién lo compra y por qué lo compra. Subraya que libro ilustrado se compra como objeto, porque hay "una voluntad de tener un objeto, que es un objeto bello, que pesa, que huele, que se toca..."
Defiende la idea de que es una experiencia que involucra la multiplicidad de sentidos que están en juego en la lectura. También señala que en un momento de sobresaturación de textos, imágenes, o ruidos, el álbum establece una relación más clara con el tiempo porque "es un momento para la contemplación y una apertura a una temporalidad absolutamente distinta de la temporalidad que se vive afanosamente".
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