A pesar de que los dispositivos Android se están extendiendo más rápido que los iOS, las cifras confirman que los usuarios de estos últimos son más activos, si bien no hay diferencias significativas entre los unos y los otros. En este artículo de Dan Rowinski se apuntan tres posibles razones a partir de los resultados de una investigación.


 

En primer lugar, la teoría parece indicar que los compradores de dispositivos Apple buscan ordenadores de bolsillo cargados de aplicaciones, frente a los de Android, que se compran teléfonos inteligentes en los que pueden descargar aplicaciones, si bien estas no son algo central. En este sentido, el eslogan “Hay una aplicación para esto” puede haberle resultado altamente rentable a la firma de la manzana mordida. Por otra parte, el volumen de contenidos y la facilidad para realizar actualizaciones ponen de nuevo en ventaja a Apple. Finalmente, también parece que se produce una retroalimentación, los usuarios usan las aplicaciones, lo que genera que los desarrolladores creen más, y así sucesivamente.

El asunto de las aplicaciones ha dejado de ser muy periférico para la industria editorial para pasar a constituirse en un ámbito relevante de inversión y también de inquietud como consecuencia de los costes de su elaboración y mantenimiento. El sentido de este análisis es interesante desde el punto en el que los editores se debaten en muchas ocasiones en la decisión sobre las plataformas en las cuales trabajar.

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