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Fernando G. Páez, maestro de Educación Primaria y actualmente jefe de estudios del Colegio San Wabalonso, de Huelva (Cádiz), defiende la idea de que la integración de las nuevas tecnologías en el aula es un derecho del alumnado a partir del decreto 2013, de diciembre de 2006 del que los profesores no pueden privarlo.
Páez, que participó en el Congreso E-duca 2010 que se celebró en junio, organizado por el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas (CITA), de Peñaranda de Bracamonte, respondió al cuestionario que se transcribe a continuación.
¿Tic y educación van actualmente de la mano?
Ahora mismo no. Pienso que el camino que queda por recorrer para que eso ocurra, que las nuevas tecnologías y al educación vayan de la mano, es muy largo.
Sin embargo también creo que en los últimos años se están haciendo importantes esfuerzos para conseguir que el divorcio que existe entre tecnología y educación y sociedad sea cada vez menor.
¿Soluciones?
Realmente es una pregunta muy difícil. Yo soy maestro de primaria; entonces no tengo la respuesta a esa pregunta. Desde mi experiencia profesional, lo único que pienso es que hay que trabajar desde todos los ámbitos: administración, desde el ámbito profesional del profesorado, hay que trabajar mucho con el alumnado y en vez de quejarnos tanto de que se están mal usando las redes, internet, la tecnología por parte de los chavales –porque dicen los expertos que han llegado muchos niños a internet sin la formación adecuada–, lo que hay que hacer es darle esa formación a los críos, la formación adecuada para que aprendan a usar la red, para que aprendan a usar internet, para que aprendan a sacarle partido.
Y esa responsabilidad es nuestra, porque esa educación no es innata, no es genética. Y los adultos nos dedicamos a quejamos de que los niños no tienen esa educación, pero es responsabilidad de los adultos, desde todos los ámbitos, ofrecerles esa formación. Porque la realidad, el mundo en el que estamos viviendo es ésta. Y la sociedad cambia tan rápido que quizá esa sea la clave de por qué no tenemos la respuesta de qué hay que hacer. Lo que hay que hacer es ser realista, analizar el mundo en el que vivimos y ser consecuentes.
Y la educación no puede estar todavía anclada en el siglo XIX. La educación tiene que ser del siglo XXI para el siglo XXI.
¿Educación e iniciativa privada?
No creo en cuál puede ser su labor. Lo que veo es la labor que están haciendo. Son instituciones que, por la razón que sea, quizá por el consejo de dirección, por el grupo de personas que dirigen, son sensibles a cuál es la realidad, la realidad de la tecnología y de la educación, y entonces están trabajando muchísimo. Y además pienso que muy bien para integrar la tecnología en la educción o la educación en la tecnología. Porque no sé cuando pasen unos años qué será primero, si el huevo o la gallina.
Formación continua del profesorado
Yo creo que el profesorado, independientemente de la vocación que tenga o no tenga, tiene que ser muy profesional en su trabajo. Y el que decide trabajar en esto tiene que saber de antemano dónde se está metiendo, porque la educación tiene que evolucionar con la sociedad y a un ritmo quizá demasiado rápido, casi vertiginoso. El que ingrese en esta profesión tiene que ser consciente de que su preparación de hoy probablemente sirva de muy poco dentro de diez años y tiene que estar con la mente muy abierta y además muy despierto a los cambios. La formación tiene que ser continua, pero también pasa porque la formación inicial de un giro de 180 grados. La formación que están recibiendo actualmente los niños y las niñas que entran a las escuelas de magisterio parece que no es una formación muy adecuada a los tiempos que estamos viviendo, a los cambios sociales y tecnológicos tan fuertes.
Desde la formación inicial hay que empezar haciendo cambios. El sistema de acceso al profesorado, la función pública de oposiciones, hay que cambiarlo, ahí no se mide nada. Y por otra parte la formación permanente del profesorado tiene que ser extensiva a todo el mundo. No solo a los que les guste o no la tecnología. Desde diciembre 2006, con el decreto 1513, la integración de las TIC en el aula es un derecho del alumnado. Y nosotros somos profesionales y no podemos privar de ese derecho al alumnado. No conozco a ningún maestro que sea "objetor de Matemáticas". Desde diciembre de 2006 ningún maestro o maestra, profesor o profesora, da igual en qué ámbito trabaje, en qué área, puede objetar de trabajar o no con las tic, porque hay una competencia de las ocho, que es la cuarta, que se llama "Tratamiento de la información y competencia digital" y estamos obligados a darle respuesta a nuestro alumnado en la formación del futuro. No es ya un capricho, ni vocación, ni formación; es una obligación profesional. No entiendo eso de "me formo si me gusta". De las ocho competencias que está obligado a trabajar, la cuarta es una más.
Por eso no entiendo lo de vocación y formación, entiendo lo de que una persona es o no profesional en su trabajo.
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