El uso del iPad en las aulas es un asunto que se viene discutiendo desde prácticamente la aparición del dispositivo. Aunque cada vez se difunden más experiencias que parecen avalarlo como herramienta útil en el contexto escolar, hay voces que alertan del excesivo protagonismo que algunas escuelas están confiriéndole. Nikolaos Chatzlopoulos, profesor de matemáticas y ciencias en un centro de Florida, publica un artículo en la web educativa Edudemic en el que advierte de los riesgos asociados a la implantación de un modelo de clase “centrada en el iPad”, una opinión que comparten numerosos especialistas del campo de la tecnología educativa.
¿Fomenta o dificulta la creatividad? ¿Es una herramienta para la enseñanza o sólo una mera distracción? ¿Lo usan los profesores sólo porque hace que su aula parezca especial? El futuro de la tableta y las pautas para su correcto uso y aprovechamiento no parecen estar aún bien definidos.
No son pocos los profesores que diseñan el programa de estudio pensando en el iPad como un objetivo y no como medio para lograr un fin –afirma este profesor–, y ello les desvía de la principal responsabilidad que les atañe como educadores: ”proporcionar las herramientas que los alumnos necesitan para alumbrar su creatividad y alcanzar su pleno potencial humano”.
Según Chatzlopoulos, ningún dispositivo puede suplir el valor que tiene la interacción con la vida real o con otros seres humanos. El iPad puede ser de gran ayuda en el aula, pero debe contemplarse como una herramienta que complementa la formación y ofrece oportunidades de aprendizaje para ilustrar situaciones y transmitir conceptos que no sería posible sin las facilidades que aporta la tecnología a la hora de visualizarlos y analizarlos.
Pasar del "cómo" al "por qué"
El docente anima a cambiar la pregunta "¿cómo utilizar un iPad en el aula?" por la cuestión "¿por qué usar el iPad en el aula?". Pensar en estos términos, argumenta, es un signo de madurez, que abre la posibilidad de planificar una integración adecuada del dispositivo en el contexto de la enseñanza. Una afirmación que basa en la experiencia de su propia escuela, en la que los profesores han pasado del ansia inicial por conocer y manejar aplicaciones de todo tipo a la curiosidad por probar otras formas más significativas de uso del iPad en las clases. Así, se superó la etapa de búsqueda de aplicaciones perfectas para trabajar con un modelo de aula centrado en los estudiantes, en el cual el iPad se utiliza como una herramienta que facilita prácticas pedagógicas para fomentar la innovación y la creatividad.
Desde esta experiencia personal, las previsiones de Chatzopoulos son bastante optimistas. Confía en que su colectivo profesional, con estas premisas, sabrá encajar adecuadamente el dispositivo en la dinámica docente y, por ello, augura un brillante futuro para el iPad como herramienta de aula. |