Pilar Pérez y José Andrés Villota Rocha tuvieron claro desde el principio que el propósito de su librería, El Dragón Lector, que en lo fundamental es un proyecto de animación a la lectura, es acercar el libro a los niños desde las edades más tempranas y crear un punto de encuentro en el que los libros sean una diversión para ellos y sus familias.
El Dragón Lector nació el 5 de marzo de 2004 en un local de la calle Españoleto, en el barrio madrileño de Chamberí, y tuvo tanto éxito que al cabo de tres años se animaron a abrir una segunda tienda en la calle Fernández de la Hoz, 72. En febrero de 2009, el local natal del Dragón de la calle Españoleto cerró sus puertas para permitirle seguir creciendo en Sagunto, 20.
El proyecto había sido largamente acariciado por Pilar, que tras casi catorce años de experiencia profesional en SM en contacto con autores, ilustradores, agentes, editores... consiguió sembrar su semilla con la ayuda de toda la familia. En la realización de su sueño colaboraron sus hijas Pilar y Paloma y también José, su marido, que aportó no solo su visión empresarial sino también sus dotes de escritor.
Por su parte, José Villota Benito, el hijo de la pareja, tuvo a su cargo la imagen gráfica y artística de la librería así como el logotipo y la web corporativa. Por eso también es el autor de las ilustraciones de Leo, el dragón lector (Fórcola), el libro escrito por su padre, que se publicó en marzo de 2008. En la feria del libro de Madrid de 2011 padre e hijo presentan un nuevo libro: El mago Abracabrí Abracabrá (La galería del libro).
En una entrevista para Canal Lector, Pilar Pérez y José Andrés Villota Rocha hablan con entusiasmo de la librería que pretende acercar los libros a los niños desde que son pequeños, para que "crezcan con ellos y se formen como lectores".
Para ello no solo organizan múltiples actividades para niños y adultos como presentaciones de libros o encuentros con autores sino que han creado la "Asociación de animación a la lectura Amigos del Dragón Lector".
"Queríamos que fuera una casa, que fuera parte de una casa de todas esas personas: dos butacas, un banco..." –dice Pilar–. "Queríamos que sea un punto de encuentro, en el que los libros sean pura diversión para los niños y para sus familias".
José explica que entre otras cosas van consiguiendo "que los padres también vean maneras de jugar con los libros", porque "muchas veces el libro es un vehículo maravilloso que hace que los niños desarrollen todas sus capacidades". Una de los fuertes de la librería son las actividades para familias, "hasta con bebés, con las familias de esos bebés" –aclara. y se siente orgulloso de que al cabo de tantos años de actividad "se sigue participando de esa cosa tan bonita que es el cariño familiar y la lectura como elemento de unión".
Por su parte Pilar cree que lo más importante es transmitir "que es verdad que quieres a esos niños, que estás a gusto con ellos, que quieres los libros, que adoras la lectura".
José cree que en este momento, en el que existe una oferta tan dispar "coge nuevamente una fuerza impresionante la figura del librero". A su entender, una librería con su librero o su librera tiene que ser "un ser vivo próximo y cercano a las personas, de manera que sin perder esa sensación de conocimiento, de diversión, enriquezca su propia personalidad".
Está convencido de que siempre hay un libro o una música para un momento en nuestra vida, "y lo único que tenemos que procurar es tener alguien que nos ayude a descubrir esos libros". |