Amazon ha suspendido su servicio de entrega gratuito y todos aquellos clientes que hagan un pedido inferior a diez libras, unos doce euros, deberán pagar. Por lo tanto, la compra de libros, música, cine, software y video juegos deja de ser gratuita.
El siete de enero la empresa cambió sus términos de calidad, una medida que es muy probable que sea del agrado de los libreros independientes –comenta Lisa Campbell en un artículo publicado en The Bookseller. Estos siempre se han considerado en clara desventaja competitiva con respecto a Amazon y sus ofertas de entrega gratuita de libros sin pedido mínimo.
Sin embargo –añade la periodista– esta estrategia del gigante empresarial puede ser un intento para impulsar a que los clientes se inscriban en su servicio Amazon Prime, el cual ofrece un servicio ilimitado de entrega en un día por cuarenta y nueve libras al año, unos sesenta euros. Los usuarios inscritos en este servicio tienen acceso a trescientos cincuenta mil libros que pueden pedir prestados a través del servicio Kindle Owners Lending Library.
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