John Comie, director de tecnología de la compañía Touch Press en un artículo sobre el proceso de creación de aplicaciones para niños publicado en Smart Book, el recurso web en abierto para profesionales de la edición y de las TIC de TISP (Technology for Smart Publishing), subraya la necesidad de concebirlas "como un medio en sí mismas".
Comie recomienda, en primer lugar, desterrar la creencia de que desarrollar una app es lo mismo que crear un software o publicar un libro. Al tratarse de una aplicación que a su juicio es un medio en sí misma, es necesario un enfoque artesanal, además de contar con la ayuda de un equipo de ingenieros. En el caso del público infantil –continúa– su empresa ha trabajado también con familiares y escuelas.
En su opinión, la clave para conseguir la app correcta es asegurarse de que todas las disciplinas creativas están trabajando de manera conjunta y efectiva, por lo tanto, no comparte la aseveración que hacen muchos sobre que los desarrolladores van por un lado y los diseñadores por otro.
En defensa de que las aplicaciones son un nuevo medio, Comie señala que aunque el contenido no tiene por qué ser original, debe ser “sin duda” re-imaginado. A esto añade, el hecho de que el contexto en el que se utilizan hace que la interacción con el usuario sea diferente. “Uno no se lleva su ordenador de mesa a todos los lados –dice–, pero sí su tableta o teléfono y lo utiliza siempre que se quiera”.
Por último, también destaca el hecho de que el usuario se siente poseedor de la aplicación, creando así un sentido más profundo de interacción personal, y la capacidad técnica del dispositivo, es decir, la posibilidad de explicar cosas se hace de una manera mucho más interactiva.
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