Un importante crecimiento en el ancho de banda de internet conllevaría grandes cambios en la manera en que se comunican humanos y máquinas. Es una de las conclusiones obtenidas por Pew Internet tras consultar a varios expertos.
La internet de las cosas
Todo estará conectado para ofrecer más información. Así es como ve Robert Cannon, abogado especialista en internet, la red de los próximos años. Con conexiones mucho más potententes que las actuales entraríamos en el mundo que imaginaron los pioneros de internet Douglas Engelbart y Joseph Carl Licklider, explica Cannon, en el que los dispositivos inteligentes se convierten en asistentes del conocimiento.
A las redes de personas se suman las redes de dispositivos, en los que los sensores, monitores y bases de datos interactúan para generar información: es la internet de las cosas, que va tomando forma día a día. En este contexto, la tecnología wearable tendrá un increible pontencial, opina el bibliotecario universitario K. G. Schneider.
La internet de las cosas es real, coincide Hal Varian, economista jefe en Google. Que los dispositivos con conexión a internet interactúen con el mundo físico será algo normal. Aprenderán por sí mismos y recibirán instrucciones verbales de las personas. Esto tendrá una importante aplicación en la monitorización de la salud, añade Varian: será más barato y conveniente seguir el estado de salud de alguien desde fuera del hospital. Se podrán comprar sistemas de monitorización de la salud como se compran ahora sistemas de seguridad para el hogar, vislumbra Varian.
«El crecimiento exponencial de la red parece mostrar que la conectividad es la propia recompensa. Y es más valiosa que cualquier aplicación individual como el correo electrónico o la web», opina Fred Baker, pionero de internet y presidente de IETF. Desde su punto de vista, un gran ancho de banda mejorará la comunicación a distancia, pero el mayor crecimiento vendrá en la comunicación entre máquinas.
También se esperan significativos avances en la creación de aplicaciones de todo tipo basadas en el contexto, como proveer recursos de información que son relevantes para las necesidades y el contexto de la situación, asegura Marina Gorbis, directora ejecutuva del Institute for the Future. Estas aplicaciones reconocerán las cualidades del entorno y ofrecerán información personalizada para ese contexto particular.
Emergerá un nuevo concepto, la computación emocional, avanza Dabid Orban, director ejecutivo en Dotsub. La colaboración remota alcanzará una nueva dimensión al ser capaz de retransmitir, grabar, analizar y entender la amplia gama de emociones humanas. La expresión facial, los cambios sutiles en el tono de voz o los gestos serán parte de la comuncicación a distancia y las máquinas serán capaces de interpretarlos.
Las generaciones del mañana se enfrentan a un futuro en el que su vida completa podría ser grabada y retransmitida, a modo de bitácora automática que documenta cada segundo. En opinión de Laurel Papworth, educador en medios sociales, dejaremos de sentirnos incómodos ante la opinión de los observadores en unos años, alrededor de 2025, aunque podría llevar más tiempo. |