El último informe de la Asociación de Editores Franceses, titulado L'Edition en Perspective, muestra un crecimiento bastante modesto en la cuota de mercado de los ebooks. En el año 2011 se alcanzó un uno por ciento y solo se ha llegado al tres por ciento en 2012.
En un artículo publicado en Lectura Lab en noviembre de 2012 se mostraron los datos del segundo barómetro de uso del libro electrónico en Francia que se llevó a cabo por encargo del Syndicat National de L´Editon (SNE), la Société Françacise des Intérêts des Auteurs de L'Écrit (SOFIA) y la Société des Gens de Lettres (SGDL). Según lo recogido en ese momento, parecía que en el país galo se había registrado un incremento notable en la adopción de la lectura en soporte digital, ya que un catorce por ciento de la población mayor de quince años manifestó haber leído un libro electrónico.
Con los datos publicados en un artículo de Paul St John Mackintosh en TeleRead, parece que ambos estudios entran en ciertas contradicciones. Para este periodista los resultados del informe del sindicato de editores ponen de manifiesto el conservadurismo que se respira en Frania en relación a los libros electrónicos y lo señala como una de las principales causas de las cifras que se han obtenido.
Si se echa la vista atrás, Vincent Montagne, presidente del SNE declaró que se había llegado a un acuerdo con el Consejo Permanente de Escritores (CPE) tras tres años y medio de discusiones, según el cual se establecían no solo los principios de la utilización de los libros en formato digital sino que también alteraba considerablemente el contrato que vincula al autor con la editorial adoptándose a la edición del siglo XXI.
Según los datos del Instituto GfK que se cita en este informe de actividad, Francia cuenta con unos quince millones de smartphones, cinco millones de tabletas y unos quinientos mil lectores electrónicos. La mayoría de los editores franceses publica tanto en formato papel como en digital, pero el tanto por ciento de lectores digitales es bastante más reducido que el del mercado anglosajón.
Montagne también ha citado el inicio del proyecto ReLIRE al que ha descrito como el resultado de tres años de preparación conjunta con escritores franceses y el gobierno y que apuesta por el respeto de los derechos de autor además de facilitar el acceso a miles de obras olvidadas de la literatura y las humanidades del siglo pasado. Organizaciones de escritores de fuera de Francia como The Science Fiction and Fantasy Writers of America, comenta Mackintosh, ya se han levantado en armas contra esta propuesta. |